Siempre he pensado que el hombre nace con cierta maldad y luego los elementos externos consiguen finalizar la obra y dirigirle a los diferentes caminos que cruzan, el componente familiar, socio – económico, las relaciones personales todo ello hace que los individuos caminen por sendas diferenciadas, pero que impulsa a alguien a odiar, como se fomenta el odio, valores, conceptos débiles, etc.
Tratar todo esto en unas líneas es una reflexión que no me compete y estaría loco por analizarlo de forma tan banal, pero no deja de ser curioso que las fragmentaciones sociales los odios irracionales siempre han venido de la mano de envidias, miedos, religiones, ideologías. En todos los casos se utiliza socialmente a capas deprimidas por parte de movimientos no tan deprimidos para fomentar ese odio. La debilidad del hombre es ese aspecto es notoria y tradicional va con nuestros genes, esta debilidad fomentada hábilmente tiene repercusiones lamentables y odiosas como los casos de violencia y racismo cercanos en el tiempo y que tristemente se repetirán a buen seguro.
Los miedos a lo nuevo, a la falta de seguridad personal y familiar a temores sociales implican caldo de cultivo efectivo en esa parte del ser humano. ¿Como combatirlo? Buena pregunta, el conocimiento de ambas partes (cultural y social), el respeto a las reglas sociales de las mismas, el abandono de la hipocresía social y económica, pueden ser bazas a jugar en este desarrollo.
Todo esto tiene que venir acompañado de una normalidad comunicativa, el tratamiento de la información por algunos medios y la irrupción con fuerza de nuevas formas comunicativas hacen que el problema sea potencialmente menos controlable de lo que quisiéramos, el seguimiento de estos nuevos medios también debe de ser crucial en ese trabajo.
Ser constantes en este trabajo por parte de el Estado en sus diferentes desarrollos administrativos tiene que ser parte de la erradicación del problema, esto junto a políticas concretas de educación es estas materias deben de ser marco de trabajo para el futuro.
Tratar todo esto en unas líneas es una reflexión que no me compete y estaría loco por analizarlo de forma tan banal, pero no deja de ser curioso que las fragmentaciones sociales los odios irracionales siempre han venido de la mano de envidias, miedos, religiones, ideologías. En todos los casos se utiliza socialmente a capas deprimidas por parte de movimientos no tan deprimidos para fomentar ese odio. La debilidad del hombre es ese aspecto es notoria y tradicional va con nuestros genes, esta debilidad fomentada hábilmente tiene repercusiones lamentables y odiosas como los casos de violencia y racismo cercanos en el tiempo y que tristemente se repetirán a buen seguro.
Los miedos a lo nuevo, a la falta de seguridad personal y familiar a temores sociales implican caldo de cultivo efectivo en esa parte del ser humano. ¿Como combatirlo? Buena pregunta, el conocimiento de ambas partes (cultural y social), el respeto a las reglas sociales de las mismas, el abandono de la hipocresía social y económica, pueden ser bazas a jugar en este desarrollo.
Todo esto tiene que venir acompañado de una normalidad comunicativa, el tratamiento de la información por algunos medios y la irrupción con fuerza de nuevas formas comunicativas hacen que el problema sea potencialmente menos controlable de lo que quisiéramos, el seguimiento de estos nuevos medios también debe de ser crucial en ese trabajo.
Ser constantes en este trabajo por parte de el Estado en sus diferentes desarrollos administrativos tiene que ser parte de la erradicación del problema, esto junto a políticas concretas de educación es estas materias deben de ser marco de trabajo para el futuro.
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